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La muerte no tiene la última palabra

Kenny Lavacude - Director Ejecutivo

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. - 1 Pedro 1:3

De repente irrumpe la muerte. Siempre es así, llega de repente, aunque sepamos que tarde o temprano llegará, aunque hayamos contemplado una larga enfermedad o una triste agonía, la muerte nos sorprende, y nos duele.


Cuando nos sorprende -me refiero a la muerte de personas amadas- nos duele saber que hemos perdido una presencia, una voz, un rostro, una mirada, una caricia, una compañía. Y esa pérdida es para siempre, ya nunca más en esta tierra, esa persona amada pronunciará nuestro nombre; y ese silencio y es pérdida para siempre de nuestro nombre nos duele, mucho.


“De repente irrumpe la muerte. Siempre es así, llega de repente, aunque sepamos que tarde o temprano llegará, aunque hayamos contemplado una larga enfermedad o una triste agonía, la muerte nos sorprende, y nos duele”.

Pero los creyentes sabemos que la muerte no tiene la última palabra. La muerte es solo un paso, es parte de la vida, es salto a la vida de resucitados.


Los cristianos creemos firmemente que después de esta vida mortal se celebrará un encuentro con Dios y en Él ,con todas las personas amadas, y de nuevo seremos uno con ellos, y de nuevo recobraremos nuestra identidad, porque esa persona que habíamos perdido volverá a pronunciar nuestro nombre.


Pero hay también muertes en vida. Viven muertos quienes sufren, quienes se encuentran hundidos en los vicios, en el odio, en el resentimiento… y de esas muertes también nos resucita el Señor. Y esa resurrección es la pronunciación de nuestro nombre, como cuando Jesús recién resucitado llama a María por su nombre, y ella lo conoce resucitado (Jn 20, 10-17)


"Viven muertos quienes sufren, quienes se encuentran hundidos en los vicios, en el odio, en el resentimiento… y de esas muertes también nos resucita el Señor".

Jesús nos llama a cada uno por nuestro nombre y, así, nos da nueva vida nueva identidad, identidad de cristianos.


Celebremos en esta Pascua el don de la vida que el Señor nos regala una y otra vez. Que nos animen las palabras del papa San Juan XXIII cuando decía: “Jesucristo ha resucitado; todo y todos deben reflejar la luz que proviene de Él; el hombre y la familia, las leyes y las costumbres, lo mismo que las diversas formas de vida social de las naciones. Desde que Cristo ha vencido al pecado y a la muerte, instaurando un orden nuevo en las relaciones del hombre con Dios, nada puede ya eximirnos de su divino imperio: “Para que como Él resucitó de entre los muertos, por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Cor 6, 4).


Feliz Pascua 2023

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