La Fundación San Antonio comenzó hace 130 años. Pocas fundaciones en el país pueden decir que han tenido un rol fundamental en el desarrollo de la ciudad y que por sus puertas, siempre abiertas, han pasado miles y miles de niños, niñas y adolescentes.

¿Cómo es posible que esta iniciativa haya estado presente en ya 3 siglos? ¿Cómo es posible que la obra de este sacerdote trascendiera hasta unos niveles que nadie había imaginado?

La respuesta a estas preguntas recae en el esfuerzo incansable de Monseñor Manuel María Camargo, la orientación y acompañamiento de la Arquidiócesis de Bogotá y el trabajo de innumerables personas que se han comprometido con la Obra. Pero todo esto no ha sido suficiente, la verdadera razón por la que se ha mantenido en pie durante tanto tiempo la Fundación San Antonio ha sido la siempre presente acción del Espíritu, el acompañamiento de Jesús y la consagración a Él.

 

Desde nuestro colegio, el Gimnasio Monseñor Manuel María Camargo y los diferentes programas y proyectos de la gestión social de la Fundación hemos seguido siempre fieles a la misión de dar amparo y protección a los niños, niñas y adolescentes del territorio arquidiocesano.

 

En nuestro colegio hemos procurado ser una verdadera Escuela Católica, de acuerdo con los postulados que se desprenden desde el Concilio Vaticano II en la cual el modelo de Jesús como verdadero hombre inspire nuestro actuar y podamos lograr una síntesis fe-cultura-vida. Todo esto, articulado con el Sistema Educativo de la Arquidiócesis de Bogotá- SEAB.

 

En los diferentes programas sociales que la Fundación San Antonio ha realizado a lo largo de los años, siempre hemos considerado primordial la articulación con las parroquias.

 

Nuestra oferta de educación no formal, el programa Redes, Escuelas para el Tiempo Libre, nace en el año 2003 como una iniciativa articulada con las parroquias para presentar una oferta socioeducativa de calidad para los niños, niñas y adolescentes pertenecientes a algunas de las parroquias con situaciones más complejas de la ciudad y hoy, 16 años después, sigue siendo una oportunidad para miles de niños, niñas y adolescentes quienes encuentran allí un espacio para convertir el tiempo libre en una posibilidad de multiplicar sus saberes y talentos y para crecer en valores. Redes es un espacio para el estudio, las artes, el deporte, la apropiación de la tecnología, la reflexión acerca del medio ambiente, la atención psicosocial y un encuentro con Jesús.

 

Pero el compromiso de la Fundación no para ahí, además contribuye a la atención de niñas y jóvenes a través del Hogar Santa Vicenta María y la Residencia Universitaria María Inmaculada; apoya la gestión de la Fundación Hogar Integral y el Jardín de la Niña María; y, finalmente, se une a la dramática situación de los desplazados y migrantes a través apoyo a la Fundación de Atención al Migrante.

 

La Fundación San Antonio es la mano de la Iglesia que nos ayuda a crecer en Sabiduría y en Gracia.

 

Hoy seguimos escribiendo esta historia, con más personas y nuevos retos que nacen día a día, pero con el mismo amor, ilusión y lealtad a la causa que motivó hace 130 años a Monseñor Manuel María Camargo.