Hay razones para seguir luchando
“Apareció en el cielo una gran señal: Una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas".
Apocalipsis 12,1
“Y Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza”(Génesis, 2). Para Dios no hay distinción entre el hombre y la mujer, entre una raza u otra, todos somos hijos de Dios, creados para servir y adorar a Dios en esta vida y gozar eternamente de Él en la otra. La mujer y el hombre tienen cualidades y virtudes que se complementan, de ahí nace la vocación específica de cada uno delante de Dios y en relación a la sociedad en la que vive (1).
"Para Dios no hay distinción entre el hombre y la mujer, entre una raza u otra, todos somos hijos de Dios, creados para servir y adorar a Dios en esta vida y gozar eternamente de Él en la otra".
No obstante esta afirmación clara de la Iglesia unida a las aspiraciones auténticas de las mujeres -y cada vez más de la sociedad en general- que reclaman su igual dignidad con los hombres, a lo largo de los siglos -y en la actualidad-, se cometen flagrantes atropellos en contra de sus legítimos derechos. Es por eso que el 8 de marzo de cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer, formalizado por Naciones Unidas en 1975. Este especial día, en palabras de la ONU, “se refiere a las mujeres corrientes como artífice de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”.
"No obstante esta afirmación clara de la Iglesia unida a las aspiraciones auténticas de las mujeres -y cada vez más de la sociedad en general- que reclaman su igual dignidad con los hombres, a lo largo de los siglos -y en la actualidad-, se cometen flagrantes atropellos en contra de sus legítimos derechos".
Muchas personas, principalmente aquellas que viven acomodadas y con una vida social y económica holgada, consideran que la igualdad entre mujeres y hombres ya es real y que no hace falta seguir reivindicando sus derechos. No obstante, algunas cifras aportadas por la ONU (2) nos dicen cuán lejos estamos de una igualdad efectiva, veamos:
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2.700 millones de mujeres no pueden acceder a las mismas opciones laborales que los hombres.
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En 2019, menos del 25% de los parlamentarios eran mujeres.
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Una de cada tres mujeres sigue sufriendo violencia de género.
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De las 500 personas en puestos de jefatura ejecutiva que lideran las empresas con mayores ingresos en el mundo, menos del 7 % son mujeres.
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En los 92 años de historia que tienen los Premios Oscar, solo cinco mujeres han sido nominadas en la categoría de mejor director; de las cinco, solo una ganó el premio (Kathryn Bigelow).
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Y hasta 2086 no se cerrará la brecha salarial si no se contrarresta la tendencia actual.
Como cristianos, nos corresponde trabajar para que, como lo afirma el Concilio Vaticano II «… superar y eliminar, como contraria al plan de Dios, toda [...] forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión» (GS 29,2).
(1) Para profundizar: Catecismo de la Iglesia Católica nos: 400, 411, 422, 488ss, 640ss, 791, 918, 924, 965, 1080, 1368, 1577, 1601ss, 1641ss, 1736, 1929, 1938, 2103, 2202, 2207, 2331, 2353, 2360, 2384, 2433, 2513, 2522.