May 9, 2022
María, está presente a lo largo de toda la Biblia, no son solo las veces en las que aparece propiamente María, sino las menciones y profecías que están presentes. A continuación, mencionaremos algunas de estas menciones.
En el primer libro de la Biblia, el Génesis, Dios establece enemistad entre la serpiente y el linaje de la mujer, anunciando que María pisaría la cabeza de la serpiente. (Génesis 3, 15)
En el último libro, el Apocalipsis, aparece “una Mujer vestida del sol” que está encinta y su hijo varón reinará en las naciones (Apocalipsis 12, 1-6)
Isaías 7 menciona “He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”
Miqueas 5, 1-4, habla de que en Belén nacerá quien unirá a los hijos de Israel.
Ya en los Evangelios sale explícitamente María, la nueva Eva, la Madre de Dios. Son especialmente los Evangelios de Lucas y Juan los que más importancia le dan a María.
"María, está presente a lo largo de toda la Biblia, no son solo las veces en las que aparece propiamente María, sino las menciones y profecías que están presentes".
Lucas en el capítulo 1 nos cuenta la visita del arcángel Gabriel a María, cuando le anuncia que Dios la ha escogido. Este pasaje es tal vez el más importante en referencia a María pues es aquí donde ella le dice Si a Dios. El “Si” más importante de la historia.
En ese mismo capitulo Lucas narra la visita de la Virgen María a su prima Isabel.
En el segundo capítulo de Lucas se narra como María “guardaba todo en su corazón”, desde la visita de los pastores y los reyes magos, o el encuentro con el anciano Simeón.
En el Evangelio de Juan la acción de Jesús inicia por petición de su Madre en las bodas de Caná. Es importante como en este Evangelio Jesús suele referirse a María como Mujer, haciendo precisamente el paralelismo con Eva. (Evangelio según San Juan 2, 1-11)
Juan también menciona que en la cruz Jesús le habla a su Madre encomendándole a ella cuidar de su “discípulo amado”; también le encomienda al discípulo el cuidado de su Madre. (Evangelio según San Juan 19, 25-27)